Mitos comunes sobre el consumo de fruta 

Canasta de frutas variadas

Mito 1: “La fruta engorda, así que es mejor evitarla si queremos controlar peso”

La realidad: Este mito proviene de asumir que como la fruta contiene azúcares (fructosa, glucosa, sacarosa) pues automáticamente tiene que favorecer el aumento de peso. Pero la evidencia no lo confirma.

  • Una revisión sistemática acerca del consumo de frutas enteras, frescas, concluye que “el consumo de fruta aumenta modestamente o no afecta al peso en ensayos de 3-24 semanas y estudios observacionales muestran protección leve ante el aumento de peso”. PubMed
  • De hecho, en el artículo “Fruit is not making you fat” se señala que aumentar 100 g/día de frutas y verduras se asoció con menor grasa visceral en mujeres. foodfacts.org
  • Por lo tanto, lejos de “engordar”, consumir fruta entera puede colaborar en el control del peso o al menos no contribuir al aumento.
    Implicación para empresas: Ofrecer fruta fresca como snack en el entorno laboral puede ayudar a los colaboradores a tener opciones que promuevan saciedad, calidad nutricional y favorezcan un entorno saludable para el control del peso.

Mito 2: “La fruta contiene mucho azúcar, así que es casi tan mala como el dulce”

La realidad: Es cierto que la fruta contiene azúcares naturales, pero su efecto no es comparable al azúcar añadido o los alimentos ultraprocesados.

  • Una nota de hechos de “Healthy Food Choices” remarca que aunque la fruta contiene fructosa, «las frutas enteras añaden un mínimo de fructosa a la dieta y al mismo tiempo aportan muchas vitaminas, minerales y fibra». Summa Health
  • Una revisión narrativa sobre frutas enteras y fibra indica que el consumo adecuado de frutas (y su fibra) está asociado a menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II, síndrome metabólico, y otros beneficios. PubMed
    Implicación para empresas: Al colocar fruta fresca en la empresa, se ofrece un snack nutritivo donde el “azúcar” natural viene acompañado de fibra, vitaminas y fitonutrientes, mucho mejor que una barrita azucarada. Esto contribuye a una alimentación más equilibrada de los empleados.

Mito 3: “Comer fruta con las comidas o después de una comida hace que se fermente o digiera mal”

La realidad: Hay quien asegura que la fruta debe consumirse fuera de las comidas para que “no se quede ahí” o “no se fermente”; esto no tiene respaldo sólido.

  • Un artículo que analiza “5 falsos mitos sobre la fruta” describe este mito y concluye que “no hay evidencia de que la fruta consumida con las comidas se fermente en el estómago o cause gases por ese mecanismo” y que “comer fruta con la comida o después no reduce su valor nutritivo”. Cookist
    Implicación para empresas: Esto significa que ofrecer fruta accesible en la empresa (durante las comidas, como snack a media mañana o tarde) es perfectamente válido. No es necesario imponer que se consuma “en ayunas” o en un momento especial.

Mito 4: “El zumo de fruta es igual que comer fruta entera”

La realidad: Muchas veces se equipara jugo de fruta con fruta, pero nutricionalmente no son equivalentes.

  • Una revisión sobre el consumo de zumos 100 % de fruta concluye que, aunque en cantidades moderadas puede no incrementar el riesgo de obesidad o diabetes, no debe considerarse un sustituto completo de la fruta entera dada la menor fibra y menor poder de saciedad. PubMed
  • En el análisis coreano se encontró que el consumo frecuente de fruta entera al menos una vez al día se asoció con menor prevalencia de obesidad y síndrome metabólico, mientras que el consumo de jugo no mostraba esa asociación. PubMed
    Implicación para empresas: Al proveer fruta entera en la oficina, se potencia el beneficio real que tienen los colaboradores (fibra, saciedad, estabilización de energía).

Consejos prácticos para implementar un programa de fruta en el entorno laboral

  • Asegúrate de que la fruta esté limpia, sea variada (diferentes colores, texturas) y fácil de llevar (manzanas, peras, plátanos, kiwis, uvas, etc.).
  • Colócala en lugares estratégicos: zonas comunes, junto a máquinas de café, al lado de las impresoras. Así se favorece el consumo espontáneo.
  • Combina fruta con materiales de comunicación que expliquen los beneficios (por ejemplo, carteles o e-mail mensual con “mito de la fruta del mes”).
  • Acompaña la fruta con otros hábitos saludables: agua disponible, etc.
  • Monitorea la aceptación: ¿qué frutas se consumen más? ¿Hay desperdicio? Así puedes ajustar el surtido.

Conclusión

El consumo de fruta entera no sólo es seguro desde el punto de vista nutricional, sino que aporta beneficios reales y contrastados: apoyo al control de peso, reducción de riesgo de enfermedades crónicas, mejor bienestar general. Al mismo tiempo, muchos mitos (como que “la fruta engorda” o “el zumo es lo mismo que la fruta entera”) pueden obstaculizar que las personas aprovechen estos beneficios.

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